Obligaciones del RGPD para empresas

El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) establece un marco legal que todas las empresas deben cumplir cuando tratan datos personales de clientes, empleados, proveedores u otros interesados. Estas obligaciones del RGPD no solo responden a un requisito normativo, sino que también representan una oportunidad para fortalecer la transparencia, la confianza y la reputación corporativa.

Principales obligaciones del RGPD para las empresas

  1. Información y transparencia
    Las organizaciones deben informar de manera clara y accesible a los interesados sobre el uso que harán de sus datos. Esto implica elaborar políticas de privacidad adaptadas y fácilmente comprensibles.
  2. Consentimiento válido
    El tratamiento de datos personales debe basarse en un consentimiento libre, específico, informado e inequívoco. No se admiten casillas premarcadas ni silencio como forma de aceptación.
  3. Registro de actividades de tratamiento
    Las empresas deben llevar un registro documentado de las operaciones que realizan con datos personales: qué información recogen, con qué finalidad, durante cuánto tiempo la conservan y a quién se comunica.
  4. Medidas técnicas y organizativas de seguridad
    Se exige garantizar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos mediante protocolos de seguridad, cifrado, control de accesos, copias de seguridad y planes frente a incidentes.
  5. Evaluaciones de impacto (EIPD)
    En los casos de tratamientos de alto riesgo, como la gestión de datos de salud o monitorización masiva, el RGPD obliga a realizar una evaluación de impacto para identificar y minimizar riesgos.
  6. Delegado de Protección de Datos (DPD)
    Determinadas entidades —como las que tratan datos sensibles a gran escala o administraciones públicas— están obligadas a designar un DPD que supervise el cumplimiento normativo.
  7. Notificación de brechas de seguridad
    En caso de una violación de seguridad, la empresa debe comunicarla a la autoridad competente en un plazo máximo de 72 horas, y en algunos supuestos, también a los afectados.

Cumplir con estas obligaciones no solo evita sanciones que pueden alcanzar hasta el 4% de la facturación anual, sino que también aporta un valor añadido en términos de confianza, transparencia y sostenibilidad corporativa.