A pesar de ser intangible y difícil de cuantificar, la reputación corporativa tiene un gran valor y su pérdida o su disminución puede llevar a la empresa a una situación muy delicada. Por este motivo, en Conversia te contamos el valor que debería tener el compliance en la configuración de la reputación corporativa de una compañía.

¿Qué es la reputación corporativa?

La reputación corporativa es la imagen que una empresa proyecta en el mercado y los grupos de interés, como resultado del comportamiento desarrollado por la compañía a lo largo del tiempo. La reputación corporativa se forma gracias a varios elementos como las políticas medioambientales, las políticas de selección o formación del personal, las políticas de ascenso, retributivas o de despidos, las políticas de precios, la calidad del producto o las campañas publicitarias y de comunicación institucional.

Otro de los elementos que en los últimos años ha cobrado importancia a la hora de construir la reputación corporativa de una empresa es la cultura del compliance. El compliance, o cumplimiento normativo, surgió en Estados Unidos como una fórmula para evitar los escándalos empresariales. Se trata de la necesidad de una empresa de establecer procedimientos adecuados para garantizar que todos los que trabajan en la compañía (directivos, empleados…) cumplan con la normativa y las leyes.

Cumplir con la legislación es fundamental para tener una buena imagen, evitar riesgos empresariales y preservar la reputación. Por este motivo es de vital importancia que las compañías se adapten a las normativas en materias tan sensibles como la protección de datos o la privacidad, y tracen planes para prevenir el blanqueo de capitales, los riesgos penales o los riesgos laborales. En este sentido, desde Conversia ofrecemos un servicio especializado e integral de adaptación a diversas normativas, dirigido a pymes, profesionales y todo tipo de entidades, mediante actuaciones de consultoría, auditoría y formación.

Riesgos penales que pueden afectar la reputación corporativa

Como ya hemos contado en otras ocasiones en este blog de Conversia, en el año 2010, la reforma del Código Penal introdujo la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Desde entonces, una empresa puede ser condenada como autora en un procedimiento penal si cualquier miembro de la compañía comete alguno de los delitos recogidos en la norma. Además, en 2015 y en 2019 se introdujeron nuevas modificaciones que ampliaban la tipología de delitos por los que las compañías podían ser condenadas, así como la ampliación de las sanciones y las penas. En caso de que cualquier empresa se viera afectada por recibir una sanción tipificada en el Código Penal, la reputación corporativa de esta se vería gravemente dañada